Buenas tardes tenga usted. |
La intro mola, eso sí.
Yo un día estaba por YouTube viendo vídeos (raro quehacer en YouTube pensaréis) cuando de pronto digo así de gratis: “Me voy a ver Afro Samurai.” Le doy al click a uno subtitulado, por si acaso, y me pongo a ver el primer capítulo. 26 minutos más tarde estoy mirando la pantalla y pensando: “¿Qué cojones acabo de ver? ¿Qué cojones es esto?” Y es que este anime es muy raro. Son solo 5 capítulos de 26 minutos más o menos en los que hay tajos, sangre, unas leyes de la física difíciles de comprender más allá de One Piece o Dragon Ball y ¡el PUTO NINJA DE LOS COJONES QUE NO CERRARÁ LA PUTA BOCA HASTA EL FINAL! Y no me refiero al final de la serie, sino a cuando lo matan. ¡Oh, es un spoiler! No, es la promesa de que Samuel L. Jackson cerrará la boca en algún momento.
Yo un día estaba por YouTube viendo vídeos (raro quehacer en YouTube pensaréis) cuando de pronto digo así de gratis: “Me voy a ver Afro Samurai.” Le doy al click a uno subtitulado, por si acaso, y me pongo a ver el primer capítulo. 26 minutos más tarde estoy mirando la pantalla y pensando: “¿Qué cojones acabo de ver? ¿Qué cojones es esto?” Y es que este anime es muy raro. Son solo 5 capítulos de 26 minutos más o menos en los que hay tajos, sangre, unas leyes de la física difíciles de comprender más allá de One Piece o Dragon Ball y ¡el PUTO NINJA DE LOS COJONES QUE NO CERRARÁ LA PUTA BOCA HASTA EL FINAL! Y no me refiero al final de la serie, sino a cuando lo matan. ¡Oh, es un spoiler! No, es la promesa de que Samuel L. Jackson cerrará la boca en algún momento.
Los que hayáis
visto la serie sabréis porqué digo que esto es muy raro, y esto es lo que me
propongo a contaros yo hoy aquí y ahora.
Según se dice
por ahí, el manga en el que se basa la mini-serie cuenta la “historia” de un
personaje que existió en la época de los shoguns, daimios y samuráis; este era
un señor negro, que no era samurái, simplemente servía a no sé qué señor pero
al autor del manga se la sudaba todo y… pues eso. Tenemos un Japón del siglo
XVII con samuráis negros, unos monjes locos (teniendo a uno que escucha Dubstep
con unos auriculares to’ molones), robots asesinos, ballestas lanzagranadas y
cintas de pelo que ondean cuando no hay viento.
Y ya de entrada
os digo que (al menos a mí) a priori no es una serie que al terminar el primer
capítulo digas: “Voy a ver el siguiente
porque no puedo con este misterios que me corroe las entrañas y que sé que
puede dejarme secuelas si no lo hago.” No. Pero por azares del destino
decides ver el segundo y por mucha casualidad, pensando que ya que solo son 5
capítulos puede que veas el tercero, si ya no tienes nada que hacer te ves el
cuarto y entonces en mí caso dije: ¡Hostia, cómo mola! Al cuarto capítulo.
Cuarto capítulo. CUAR-TO. Me pasé un 60% de la serie pensando que era aburrida,
sin sentido y en general una mierda, pero resultó ser que no; ¿sabéis qué os
digo? Que eso me enfureció mucho.
*Chupetones* Aquí no hay nada que ver. Prosiga, buen lector *Chupetones* |
Para que veáis
que no exagero, os contaré de qué va la historia principal, un poco de
sinopsis:
Afro era el
hijo del antiguo Número Uno, rollo el
mejor guerrero que ha existido. El Número Uno solo puede ser retado en combate
por una única persona, y ese es el Número
Dos. Que diréis: ¿y cómo se sabe quién es el Número Uno y el Número Dos?
Por unas cintas que lo ponen, ¿qué os esperabais? El padre de Afro (el nombre
es terrible, pero como no se nos da otro…) es retado por el Dos y este primero
pierde. Aunque hay que añadir que Uno luchaba con una katana y Dos con unos
putos revólveres, pero en esta serie todo esto da bastante igual. Y a partir de
ahí es una historia de venganza de Afro hacia el asesino de su padre y
conseguir así la cinta del Número Uno.
Guau, qué
original, ¿eh? Pua, el creador de esto se rompió la puta cabeza. Pero que sea
algo que ya hayamos oído no significa que no se puede sacar algo bueno. Hay una
parte que está muy bien y es la historia de Afro antes de todo este camino para
encontrar al Número Uno, ya que tiene mucha más profundidad y te cuentan mucho
más que en el resto de la serie; pero adivinad: Durante los tres primeros
capítulos te importa una mierda, como el resto de la serie.
Lo único que
diré de los personajes es que lo interesante está en la parte anteriormente
mencionada.
Y si me
permitís, vamos a hablar de algo serio en esta serie: los combates. Son
rarísimos, con unos planos súper epilépticos la mayor parte del tiempo. Estos
mismos planos están colocados de tal manera que los personajes adoptan unas
posiciones aún más raras, y se deforman y… vedlo vosotros mismos (es del primer
capítulo, así que no pasa nada).
Yo os hablaría
más de la serie, pero creo que si la veis por vosotros mismos os formaréis una
mejor (y distinta) opinión más allá de lo que os estoy contando. Sé que el
principio puede hacerse pesado y que diréis: “Paqué” y tendréis razón… pensándolo mejor, dado al sentimiento de
estafa que hay dentro de mí voy a hablar, joder si voy a hablar, ¡lo voy a
soltar todo! Bueno, las lentejas lo haré después, que no es cómodo cagarse
sobre coches mientras se va escribiendo con un portátil.
Realmente
quería acabar la reseña en el anterior párrafo, pero la estafa es demasiado
gorda como para quedarse de brazos cruzados. Vamos a ver… ¿Por dónde empezar?
¿Recordáis la pintura de La mujer del
pescador de un poco más arriba? Pues la imagen correcta es esta que está al
final del párrafo. Sí, hay como una especie de hentai en medio del segundo
capítulo que no aporta una mierda. Cuando digo una mierda es absolutamente
nada, bueno, quizá los más salidos tengan una erección. Porque esta escena va a
esto, seguro que la actriz se puso tontorrona con tanto gemido.
Luego tenemos
una cosa que la encontré innecesaria hasta extremos insospechados. Los putos
monjes hacen un robot igual a Afro para vencerle y así poder retar al número
Uno, pero antes otros proponen a otros luchadores (uno chino y otro ruso) que
de hecho están en la escena. Entonces, para decidir quién luchará contra Afro,
hacen que se maten entre ellos + todos los esbirros que construyeron al robot.
El resultado es un gran charco de sangre. Esos dos luchadores de hace un par de
minutos que se molestan en presentarte no han servido de nada en absoluto, y si
no sirven en absoluto ni aportan nada (tal y como dijo el Geek en su crítica
twittera de Suicide Squad) ¿por qué los pones?
También está el
pequeñito detalle de que en el Japón del siglo XVII no había prismáticos con
medidores futuristas, brazos mecánicos, robots o puto Dubstep. Porque si es el
siglo XXI o para arriba, no se nos cuenta y no lo parece.
Un inciso que
no tiene demasiada importancia, pero… ¿por qué Afro aparenta tener cuarenta
años cuando tiene diez o doce? Que yo sepa, una persona negra envejece como
cualquier otra, ¿no? Bueno, no lo sé, da igual.
Ya me he
quejado de los combates, de las leyes de la física, de la escena hentai, de los
monjes y el robot y de la “ambientación”. La verdad, no se me ocurre nada más
que merezca ser flagelado. Si queréis más motivos veos la serie entera y
seguramente rechinéis los dientes tanto como lo hizo mi pico. Buenas noches y soñad con los cuervos.
TÍTULO: Afro Samurai
CREADOR:Takashi Okazaki (autor del manga)
AÑO DE ESTRENO: 2007
CAPÍTULOS:5
DURACIÓN:26 min
PRODUCTORA:Gonzo
NOTA: 2/5 ★★ (tantas estrellas como capítulos me gustaron)
Hola :) La tengo en espera por ahí, pero no me acordaba de ella. Parece una gamberrada sin sentido, puede ser divertido (o no). Lo mejor de que aparente treinta y muchos años cuando tiene doce, muy fan, además de las escenas metidas a calzador de sexo. Por ello y mucho más quiero verlo, viva a echar pestes de las cosas :)
ResponderEliminar