Tal vez vosotros no os leísteis la reseña de Batman
que publiqué meses atrás, pero Batman: Año 100 me pareció un cómic que apenas
le daba el aprobado. Lo dejé como “raspón” si mal no recuerdo (ah, no, que le
di un 7… pues lo recordaré peor de lo que era, aunque viendo algunas páginas
sueltas no estaba tan mal). Bueno, que me pareció un cómic bastante flojillo y
mejorable. Y el otro día decidí a coger otro que llevaba mucho tiempo viendo
por la biblioteca: Battling Boy.
Ya lo cogí con pinzas porque ya sabía lo que pasaba
cuando Paul Pope guioniza y dibuja él solo. Pero para mi sorpresa, este me ha
parecido un buen cómic. Uno con un final demasiado abierto para mi gusto, pero
bueno al fin y al cabo. Porque sí, aquí el dibujo de Pope no es tan horrible
como en el Batman e incluso me ha parecido excelente. Pero bueno, no avancemos
demasiado y vayamos por partes. Punto por punto.
¿Qué nos cuenta Pope en este cómic? Pues mirad:
"Hay una ciudad tope de tocha llamada Arcópolis. Es una
ciudad tan grande como un país. Y digamos que en ella hay monstruos (no cuentan
como monstruos los típicos tipos sospechosos con gabán y pintas raras ni cosas
por el estilo). Monstruos de esos con colmillos alas y cuernos. Y hay un buen
señor que protege a la ciudad, una especie de superhéroe-aviador conocido como
Haggard West. Mientras, en otro… ¿planeta? ¿Dimensión? ¿Plano de la existencia?
Viven unos dioses a medio camino entre griegos y nórdicos y que al parecer, a
la edad de 12/13 años tiene lugar su rito de paso para ser un hombre, digamos
(vamos, que cuando te sale el pelo en los huevecillos haces una carrera a la
pata coja nivel dios y ya te puedes hacer llamar machote de la vida).
Y aquí es donde el chaval que le da nombre al cómic
aparece: Battling Boy (o Chico Batallador en la versión en castellano). No
sabemos más de él ni nos dan otro nombre. Solo sabemos que es el hijo de una
especie de Thor y que lo llevan a la Tierra para que se cargue a los monstruos
de Arcópolis. No voy a deciros más, si queréis saber más, leed el cómic."